viernes, 5 de diciembre de 2008

EN MEMORIA DE PAUL CELAN

En horizonte piedran las parvas los más grandes gestos

donde peregrinan iquilinos miércoles ante el santuario

donde ligamen de vírgenes desollan lo real.

Arrebolado sudario en el fango de tus ojos

navega en mar de olvido y tiembla y sucede.

Oh, lágrima sin término, en raptos diseminada

si el manantial de tu vida la rueda gira

y voltea seducida locura de amor temblando.

Restos de niebla pasan sobre altivos refugios

arrodillados muriendo más allá de tus enfados.

A mis alas agonía si tus delirios vacilan

y vacilando, a torbellino sin centro, caen atroz

en la grave elipsis de lo que era irreal.

Suena la onda tenue en el agua impura

donde avanza vertical la vertical Andrómeda.

Hora de mies, precedente del duramen, adviento

en la paz de tus alturas. Cae el viento y sella

la cantinela servil y se quiebra el acantilado

donde mora mi sueño y tu sueño. Abolido blanco

imprimiendo un recuerdo sustraído al vacío.

Fui y fuiste signo de sangre opuesta, invertida,

en ascenso rezumbando imagen pura.

Gris, gris albura donde el tiempo intima.

Cruce magnífico, espacio quebrado y celiyermo.

Sagrado término de lo que no pudimos ver

a un palmo de nuestras manos.

Fin de violetas cabellos rodeando el cuerpo,

Constelado cuerpo de irreparable ausencia gualda,

Arreciando glauco sobre el golfo de tus sombras.