viernes, 5 de diciembre de 2008

VIENES TEMPRANO ESTA MAÑANA

Vienes temprano esta mañana. Las sombras, los sueños

Se repliegan bajo el pensamiento.

Vuelves a venir por la tarde. Afuera

No queda más amarillo

Que las hojas de los árboles

Que también caen, con más fuerza que la lluvia.

Más tarde, la falta de claridad

Variando las distancias entre los objetos

Desesperadamente moviliza los deseos.

Tus ojos,

Un aire leve

Reconstruyendo sin palabras lo que imagino del universo.

NADIE

Nadie.

Ni línea ni extensión ni tiempo

ni derrotero azul

ni abismo en movimiento.

Solamente una luz

o nuestros ojos como vientos de íntimas mareas

si la voz

no es más que un sueño

y si el amor

en su propio rostro inscribe

un alto paroxismo de amapolas

en la perfecta rivera inmóvil

clausurada entre dos instantes.

Yo sé estatuas.

Yo sé otoños.

Duro solsticio de aves

por ritos en declive

hímnicamente danzando.

O altos insondables espejos

naufragando a distancia.

O fuegos fatuos de mandrágoras

entre el siempre y el jamás.

Yo sé columnas.

Yo sé días.

Eclipsadas mariposas

en el punto más extremo del límite

desligando ese punto , de otro , inefable,

como término de pavor

en el blanco centro del suicidio

inquiriendo lo inescrutable.

Nadie.

Ni torres ni lagos

ni tatuaje de las tardes

en las extrañas sinuosidades del aire.

Sólo águilas de alta mar

sobre la absuelta intimación de los mástiles

o absurdas y resentidas epístolas

rayadas por escuadras rojas y meteoros infernales.

Nadie.

Tan sólo lo inútil

como si de aquel árbol

su duramen se desanillara

hasta la imperiosa potencialidad

de su propia ausencia.

Nadie.

Tan sólo lo inútil

como un vasto alarido de silencio.

LA PERDICIÓN

La perdición, un entramado

con la palabra.

Un entramado.

Pero...,

la perdición

no es más que...,

es un conocimiento,

delirado :

MELENITA DE ORO

DAME LA MANO.

MELENITA DE ORO.

LA MANO.

Pero..., ahora es...

el murmullo.

Él ...,

ante una extensión

donde

los peces se nadan

y las mujeres,

las mujeres se van de compras.

Volver así a la nostalgia,

Argentina.

Porque en Argentina

escribir poemas ahora es

cargarse de toda la risa

que pueden producir todos los que están al lado

del que sin querer se recontracaga encima.

Las voces otra vez

y otra vez las...,

remolinos en el agua

como la...,

traidora.

Te odio

conociendo mi pureza.

Me queda la palabra.

Me queda el lenguaje.

La angustia del puede y canta

para...

Pero hoy es nochebuena

y como bien sabemos

en nochebuena

se hartan todos.

Y los maridos se ponen algo maricas.

Nada más parecido.

Y yo un poco aburrido.

Un poco desesperado :

puajj... Argentina, potencia del Tercer Mundo

que vas quizás al Primero

o quizás a ningún lado.

Pero que por ahora

dejas algo bien en claro

que es que

escribir en Argentina no es gritar,

más bien es decir,

es decir toda la mierda del que no se resigna

a morir de mudez tirado en las esquinas y es también

llorar.

Inundar.

Pero...

este por qué

de amargura parada

que negaba la locuacidad de los presentes

y la dulcidez técnica

en decir ya

y nada. Ninguna era mi

desamada de amores

de no poder y no poder.

Pero nunca encontré.

Y en mí

me despojo de lo accesorio

y es el cuerpo

tu cuerpo ahora el único testigo.

Ahora..., hagamos una pausa.

Porque es muy denso esto que escribo.

Una pausa. Una...

Miento o no miento.

Y si miento, cómo miento.

Y si no miento,

(para no herir)

cómo te lo digo.

Escribir en Argentina es...

lanzar de un golpe, hablando mucho,

demasiado.

Pero..., una pausa (otra), algún paréntesis, un poco de respiro.

Justamente es demasiado.

Bien. Sí, una pausa.

Pero..., volviendo al tema.

Por qué

si lo que deseamos es tal cosa,

cómo, nadie,

va , corre y salta, y lo toma

y se cae pero se levanta

de hurras

y vos

y vas

vas

sin nada

sin nunca

lo que se conoce

diciendo :

el crimen me pertenece.

Tanto lo siento.

Bueno.

Basta.

Ahora,

retorno al poema.

También yo quisiera,

quisiera

con las uñas

lastimar

rabioso

por donde

se decida la pelea.

Ahora sí.

Pronunciado

el pronunciamiento

tantas veces postergado, algún repliegue

sólo por un momento

para decirme

donde vas

parado.

Es que esto no lo dijo en general

la voz que hablaba por mí.

Bah, no lo dijo...

No lo dijo y lo dijo.

Entre uno y otro.

Entre el que me hablaba y yo.

Y yo sin entender, rápido transcribiendo

y transcribiendo.

Uff. Que arduo...

las vueltas

y vueltas que da este poema.

Pero basta.

Es inútil.

No hay nada que hacerle.

Se hunden las palabras.

Es vertical,

igual que estéril

el aire que sostiene este suelo

para este

o cualquier

otro

poema.

EN MEMORIA DE PAUL CELAN

En horizonte piedran las parvas los más grandes gestos

donde peregrinan iquilinos miércoles ante el santuario

donde ligamen de vírgenes desollan lo real.

Arrebolado sudario en el fango de tus ojos

navega en mar de olvido y tiembla y sucede.

Oh, lágrima sin término, en raptos diseminada

si el manantial de tu vida la rueda gira

y voltea seducida locura de amor temblando.

Restos de niebla pasan sobre altivos refugios

arrodillados muriendo más allá de tus enfados.

A mis alas agonía si tus delirios vacilan

y vacilando, a torbellino sin centro, caen atroz

en la grave elipsis de lo que era irreal.

Suena la onda tenue en el agua impura

donde avanza vertical la vertical Andrómeda.

Hora de mies, precedente del duramen, adviento

en la paz de tus alturas. Cae el viento y sella

la cantinela servil y se quiebra el acantilado

donde mora mi sueño y tu sueño. Abolido blanco

imprimiendo un recuerdo sustraído al vacío.

Fui y fuiste signo de sangre opuesta, invertida,

en ascenso rezumbando imagen pura.

Gris, gris albura donde el tiempo intima.

Cruce magnífico, espacio quebrado y celiyermo.

Sagrado término de lo que no pudimos ver

a un palmo de nuestras manos.

Fin de violetas cabellos rodeando el cuerpo,

Constelado cuerpo de irreparable ausencia gualda,

Arreciando glauco sobre el golfo de tus sombras.

DESDE ESTA RABIA

Desde esta rabia donde un clima del corazón

arqueando ámbitos de mar

rechaza y no, aquella exultada corriente de amor,

ha de percibir mi mano, ella, la que toco en sueños,

atrás, circular como la magia de los que se amaron.

Así, nunca, nadie, será la boca

de tu congelada sonrisa mirando mis ojos

por el aire extendiendo la ausencia invertida.

Y porque no es posible levantar la muerte del mundo

si la sangre, ya leve, la vida duerme,

puedo entonces decir:

en la vacilación de los amantes está el secreto del amor.

Y porque las palabras del sueño

a otro sueño en una hoja canto,

yo estoy, vuelto a las horas del recuerdo, una mano al vacío.