viernes, 5 de diciembre de 2008

LA PERDICIÓN

La perdición, un entramado

con la palabra.

Un entramado.

Pero...,

la perdición

no es más que...,

es un conocimiento,

delirado :

MELENITA DE ORO

DAME LA MANO.

MELENITA DE ORO.

LA MANO.

Pero..., ahora es...

el murmullo.

Él ...,

ante una extensión

donde

los peces se nadan

y las mujeres,

las mujeres se van de compras.

Volver así a la nostalgia,

Argentina.

Porque en Argentina

escribir poemas ahora es

cargarse de toda la risa

que pueden producir todos los que están al lado

del que sin querer se recontracaga encima.

Las voces otra vez

y otra vez las...,

remolinos en el agua

como la...,

traidora.

Te odio

conociendo mi pureza.

Me queda la palabra.

Me queda el lenguaje.

La angustia del puede y canta

para...

Pero hoy es nochebuena

y como bien sabemos

en nochebuena

se hartan todos.

Y los maridos se ponen algo maricas.

Nada más parecido.

Y yo un poco aburrido.

Un poco desesperado :

puajj... Argentina, potencia del Tercer Mundo

que vas quizás al Primero

o quizás a ningún lado.

Pero que por ahora

dejas algo bien en claro

que es que

escribir en Argentina no es gritar,

más bien es decir,

es decir toda la mierda del que no se resigna

a morir de mudez tirado en las esquinas y es también

llorar.

Inundar.

Pero...

este por qué

de amargura parada

que negaba la locuacidad de los presentes

y la dulcidez técnica

en decir ya

y nada. Ninguna era mi

desamada de amores

de no poder y no poder.

Pero nunca encontré.

Y en mí

me despojo de lo accesorio

y es el cuerpo

tu cuerpo ahora el único testigo.

Ahora..., hagamos una pausa.

Porque es muy denso esto que escribo.

Una pausa. Una...

Miento o no miento.

Y si miento, cómo miento.

Y si no miento,

(para no herir)

cómo te lo digo.

Escribir en Argentina es...

lanzar de un golpe, hablando mucho,

demasiado.

Pero..., una pausa (otra), algún paréntesis, un poco de respiro.

Justamente es demasiado.

Bien. Sí, una pausa.

Pero..., volviendo al tema.

Por qué

si lo que deseamos es tal cosa,

cómo, nadie,

va , corre y salta, y lo toma

y se cae pero se levanta

de hurras

y vos

y vas

vas

sin nada

sin nunca

lo que se conoce

diciendo :

el crimen me pertenece.

Tanto lo siento.

Bueno.

Basta.

Ahora,

retorno al poema.

También yo quisiera,

quisiera

con las uñas

lastimar

rabioso

por donde

se decida la pelea.

Ahora sí.

Pronunciado

el pronunciamiento

tantas veces postergado, algún repliegue

sólo por un momento

para decirme

donde vas

parado.

Es que esto no lo dijo en general

la voz que hablaba por mí.

Bah, no lo dijo...

No lo dijo y lo dijo.

Entre uno y otro.

Entre el que me hablaba y yo.

Y yo sin entender, rápido transcribiendo

y transcribiendo.

Uff. Que arduo...

las vueltas

y vueltas que da este poema.

Pero basta.

Es inútil.

No hay nada que hacerle.

Se hunden las palabras.

Es vertical,

igual que estéril

el aire que sostiene este suelo

para este

o cualquier

otro

poema.